En una sociedad acostumbrada históricamente a tener gobiernos impuestos, corruptos, ladrones, traidores y, además, represivos, la actitud ciudadana más generalizada en medio de las luchas sociales ha sido la indiferencia, resignación y pasividad, esperando una liberación que nos les llega de ninguna parte. Y, en muchos otros casos, la actitud ciudadana ha sido claudicar en el compromiso emprendido, siendo incongruentes al proclamar un discurso liberador no respaldado con la propia vida o huyendo frente al clamor de justicia de las personas y pueblos excluidos de siempre.
La resistencia, congruencia y perseverancia en las luchas sociales es un asunto de locos, porque es ir contra la corriente establecida. De estos locos necesitan los pueblos de la tierra, para ser libres y crear condiciones de paz digna.